Enfermedad degenerativa del disco en el cuello
La enfermedad degenerativa del disco (EDD) en el cuello es relativamente común porque la región cervical (superior) de la columna es muy flexible y también debe soportar el peso de la cabeza. El estrés del peso y el movimiento puede acelerar la degeneración natural de la anatomía de la columna y conducir al desarrollo de la enfermedad degenerativa del disco. Aunque la DDD no es necesariamente sintomática en sí misma, puede causar dolor de cuello crónico y otros síntomas cuando se produce compresión nerviosa dentro de la columna cervical.
Las vértebras de la columna cervical están separadas y amortiguadas por discos gruesos y esponjosos que actúan como amortiguadores en miniatura para el cuello. Cada disco está compuesto por una capa exterior duradera y un material de disco interior similar a un gel, que trabajan juntos para dar a cada disco su fuerza y flexibilidad. A lo largo de los años, la pérdida de contenido de agua y proteínas relacionada con la edad que hace que los discos se sequen y se vuelvan quebradizos provocan la aparición de una enfermedad degenerativa del disco en el cuello. Esto hace que los discos, especialmente en el cuello y la parte inferior de la espalda, sean menos capaces de absorber el estrés que se ejerce sobre la columna vertebral y puede provocar afecciones como discos abultados, herniados y colapsados, entre otros.
Además del proceso natural de envejecimiento, otros factores que contribuyen al deterioro de la columna cervical incluyen:
- Practicar malas posturas
- Participar en deportes de alto impacto y otras actividades físicamente exigentes
- Estar en una línea de trabajo que requiere doblarse, torcerse o levantarse con frecuencia
- Consumo excesivo de alcohol
- El consumo de tabaco
- Sostener una lesión vertebral traumática
Aunque la enfermedad degenerativa del disco en el cuello puede ser un diagnóstico aterrador, existen muchas opciones de tratamiento disponibles que pueden aliviar de manera efectiva el dolor asociado con esta afección.
Opciones de tratamiento
Para tratar el dolor y la inflamación resultantes de la enfermedad degenerativa del disco en el cuello, un médico puede recomendar una o más de las siguientes opciones de tratamiento.
Ajustes de actividad
Evitar o modificar ciertas posiciones y movimientos del cuerpo, como flexionar el cuello hacia adelante mientras se mira la pantalla de una computadora, puede mejorar potencialmente los síntomas dolorosos. En general, las prácticas positivas de estilo de vida, como hacer ejercicio con regularidad, consumir una dieta nutritiva, mantener un peso corporal saludable, evitar el tabaco y practicar una buena postura, pueden ser beneficiosas para la salud en general, así como para la salud de la columna.
Terapia física
Un fisioterapeuta u otro profesional de la salud puede prescribir un régimen de ejercicios y estiramiento adecuado para satisfacer las necesidades específicas del paciente. Un objetivo común es aumentar la flexibilidad y la fuerza de los músculos que sostienen el cuello, lo que a su vez puede ayudar a reducir el dolor y la inflamación.
Terapia de frío y calor
Se puede aplicar una bolsa de hielo o una almohadilla térmica directamente en un área dolorosa del cuello según sea necesario para un alivio temporal.
Manejo del dolor usando medicamentos o inyecciones
Los analgésicos de venta libre y los antiinflamatorios no esteroideos a menudo pueden ser efectivos. Si se necesita más alivio, un médico puede recetar analgésicos más fuertes, como esteroides orales o relajantes musculares. Otras opciones pueden incluir inyecciones de esteroides epidurales cervicales e inyecciones de facetas cervicales, que pueden administrar potentes medicamentos antiinflamatorios directamente en un área dolorosa del cuello.
Además, algunos pacientes también se benefician de tratamientos complementarios y alternativos para la enfermedad degenerativa del disco en el cuello, como manipulación quiropráctica, masajes terapéuticos, acupuntura y ortesis para el cuello.
Opciones de tratamiento quirúrgico
Para síntomas severos o persistentes que no responden al tratamiento conservador, se puede considerar la cirugía. Por ejemplo, la enfermedad articular degenerativa del cuello uterino puede causar síntomas neurológicos, como entumecimiento persistente del brazo, debilidad muscular, dificultad para caminar o pérdida del control intestinal. Dado que estos síntomas pueden indicar un riesgo de daño permanente en los nervios, se puede recomendar una cirugía para aliviar la presión sobre un nervio espinal comprimido.
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