La resonancia magnética, comúnmente conocida como resonancia magnética, es un tipo de exploración que se puede usar para diagnosticar el dolor de espalda. Las imágenes producidas por resonancias magnéticas son más detalladas que las producidas por rayos X estándar, y muestran la médula espinal, los músculos, los ligamentos y los tendones con mucho más detalle. Esto puede ayudar a un médico a detectar diversas anomalías en la columna vertebral de un paciente.
¿Qué es una resonancia magnética?
A diferencia de los rayos X, que usan radiación ionizante para producir imágenes del cuerpo, las resonancias magnéticas usan imanes de poder. Estos imanes hacen que las moléculas de agua del cuerpo se alineen de una manera específica. Luego se usa una corriente de radiofrecuencia para hacer que estas moléculas se tensen contra la atracción del campo magnético. Mientras esto sucede, un escáner se mueve alrededor del cuerpo para producir imágenes de los huesos y los tejidos blandos. También se puede usar un agente de contraste para hacer que las imágenes resultantes sean más pronunciadas.
¿Qué tipo de problemas de espalda se pueden revelar a través de una resonancia magnética?
Una resonancia magnética para el dolor de espalda puede ayudar a un médico a detectar una serie de afecciones comunes de la columna, que incluyen:
- Enfermedad degenerativa del disco
- espondilotesis
- Discos herniados
- Estenosis espinal
La resonancia magnética también puede ayudar al médico a descartar ciertas afecciones de la columna, como tumores e infecciones.
Al igual que con cualquier prueba de diagnóstico, existen ciertas limitaciones para las imágenes de resonancia magnética. Dado que este tipo de exploración solo muestra la estructura anatómica del cuerpo, es posible que no sea concluyente si una persona tiene una columna vertebral relativamente sana. De manera similar, un hueso o articulación que parece estar dañado puede no ser la causa real o única del dolor de una persona.
Cuándo hablar con su médico acerca de las imágenes de diagnóstico
Hay muchos casos en los que el dolor de espalda desaparece por sí solo después de un corto período de tiempo. Es posible que el diagnóstico por imágenes no sea necesario en estas situaciones, siempre que el dolor solo esté presente durante unos días o semanas y la incomodidad se pueda controlar con medidas en el hogar.
Si el dolor persiste durante más de varios días o no responde a los medicamentos de venta libre, la terapia de frío/calor, el ejercicio y los estiramientos, puede ser útil acudir a un médico para obtener un diagnóstico.
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