Cuatro ejercicios que se pueden utilizar para el tratamiento de discos abultados | MEJOR

El tratamiento del disco abultado viene en una variedad de formas dependiendo de la ubicación y la gravedad de la afección. Una vez que le hayan diagnosticado un disco abultado, su médico le recomendará varias rutas de tratamiento para ayudarlo a controlar sus síntomas y mejorar su calidad de vida. Por ejemplo, su médico puede sugerirle que evite las actividades que podrían empeorar sus síntomas y puede recetarle una terapia de compresión de frío y calor o medicamentos antiinflamatorios no esteroideos para aliviar el dolor de disco abultado.

El ejercicio como método de tratamiento

Su médico también podría sugerirle una serie de técnicas y ejercicios de estiramiento que pueden mejorar su flexibilidad y aliviar cualquier compresión nerviosa que le esté causando molestias. Aquí hay cuatro ejercicios que los médicos recomiendan comúnmente para el tratamiento del disco abultado. 

  1. Acuéstese boca abajo sobre su estómago con los brazos a los lados. Esta posición obliga a arquear la espalda y mejora la curva natural de la columna. 
  2. Párese derecho y coloque las manos en la parte inferior de la espalda detrás de las caderas con las palmas hacia adentro y los dedos apuntando hacia abajo. Empuje las manos hacia la pelvis para que la parte inferior de la espalda se arquee, pero no use los músculos de la parte inferior de la espalda. 
  3. Acuéstese boca abajo con los brazos doblados y las manos con las palmas hacia abajo, debajo de los hombros. Empuje hacia arriba con las manos hasta que los codos se hayan enderezado por completo y la parte inferior de la espalda lo detenga. Manteniendo esta posición durante un par de segundos, vuelve a bajar hasta el suelo. Comience con unas pocas repeticiones y avance hasta hacer más repeticiones con el tiempo. Puede repetir este ejercicio cada dos horas o según sea necesario. 
  4. Párese frente a una silla como si fuera a sentarse en ella, coloque los pies un poco más hacia afuera que las rodillas. Baje su cuerpo hasta que toque la silla y luego levántese de nuevo. Comience con algunas repeticiones y aumente a medida que pueda. A medida que se fortalezca, puede realizar este ejercicio sin la silla y bajar el cuerpo hasta que las rodillas estén dobladas en un ángulo de 90 grados. 

Antes de intentar cualquiera de estos ejercicios, es importante consultar con su médico. Dependiendo de la ubicación y la gravedad de su disco abultado, puede beneficiarse más del descanso que del ejercicio. Para asegurarse de que está tomando las decisiones correctas con respecto a su tratamiento, su médico podrá guiarlo en la dirección correcta. Si ha probado diferentes métodos conservadores y no ha sentido ningún alivio, existe la posibilidad de que sea candidato para la cirugía. 

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