Lo que debe saber sobre los síntomas de protrusión del disco

Comprender la protrusión del disco

protuberancia del disco los síntomas pueden alterar su vida y dificultar, si no imposibilitar, las cosas que le gusta hacer, como cocinar o trabajar en el jardín. Una protuberancia de disco, generalmente diagnosticada por los médicos como un disco abultado o herniado, generalmente no causa síntomas hasta que la parte protuberante del disco ejerce presión sobre un nervio espinal. Encontrar el tratamiento que pueda devolverle el estilo de vida saludable y activo que se merece requiere conocer las causas y los métodos de tratamiento para esta afección.

Cómo se produce la protrusión del disco

Los discos flexibles que absorben los golpes en la columna sobresalen cuando el núcleo interior gelatinoso del disco empuja contra la pared exterior debilitada. Esto hace que se abulte hacia afuera. Esto puede deberse a una lesión traumática o a factores relacionados con el estilo de vida, como tener sobrepeso, pero posiblemente la causa principal sea la degeneración natural debida al envejecimiento. 

El disco puede sobresalir hacia la médula espinal (protrusión central del disco), o puede sobresalir hacia la izquierda o la derecha de la médula espinal (protrusión lateral del disco). En ambos casos, la protuberancia puede comprimir la médula espinal o puede interferir con una de las muchas raíces nerviosas que se ramifican fuera de la médula espinal.

Tratamiento de los síntomas de protrusión discal

La gravedad y la duración de los síntomas de la protrusión del disco dependen del disco que se debilite y del grado de compresión del nervio. Algo comun protuberancia del disco los síntomas incluyen:

  • Dolor irradiado o “viajero”
  • Dolor local crónico de cuello o espalda.
  • Ciática 
  • Entumecimiento en las piernas o los brazos
  • Debilidad muscular
  • Rigidez
  • Sensaciones de hormigueo o de pinchazos 

Después del diagnóstico, la mayoría de los médicos recomendarán un curso de opciones de tratamiento conservador para aliviar los síntomas. Muchos pacientes pueden encontrar un alivio aceptable con las terapias no quirúrgicas. Sin embargo, a veces pueden pasar semanas o meses sin poder volver a la actividad normal. En este punto, usted puede comenzar a discutir opciones quirúrgicas con su médico.

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