Síntomas de la estenosis foraminal

Los síntomas de estenosis foraminal son causados por el estrechamiento del canal foraminal, la compresión y el pellizco de los nervios que pasan a través de las aberturas cuando salen de la médula espinal. Para muchas personas, la estenosis foraminal no produce síntomas. Además, los síntomas no se desarrollarán a menos que haya una raíz nerviosa pellizcada dentro del canal foraminal que se estrecha.

¿Dónde se manifiestan los síntomas de la estenosis foraminal?

Esta compresión nerviosa da como resultado varios problemas que dependen de la ubicación de la raíz nerviosa pellizcada. Por ejemplo, la estenosis foraminal en el nivel L5/S1 (columna lumbar) puede comprimir el nervio ciático en la parte baja de la espalda. Esto puede causar ciática, un dolor quemante, a menudo intenso, que se propaga a la nalga, la pierna, la pantorrilla y el pie. La ciática severa puede causar dificultad para caminar o pararse, lo que afecta significativamente su vida cotidiana. Sin embargo, un nervio pellizcado en el cuello puede causar dolor y debilidad muscular en el hombro, el brazo y la mano. Esto puede interferir con las actividades diarias como conducir, dormir y las tareas del hogar.

Síntomas

Los síntomas de estenosis foraminal más comunes incluyen:

  • dolor local
  • Debilidad muscular
  • Entumecimiento u hormigueo en las extremidades
  • La sensación de alfileres y agujas o calor extremo.
  • Dolor viajero a lo largo del trayecto del nervio

En raras ocasiones, la degeneración espinal y la compresión nerviosa resultante requieren tratamiento de emergencia. Por ejemplo, un paciente que experimenta incontinencia de vejiga o intestinos, dolor excesivo o debilidad muscular extrema en las piernas debe acudir a la sala de emergencias de inmediato. Estos síntomas podrían significar síndrome de cauda equina, un trastorno potencialmente grave que requiere atención médica urgente.

Tratamiento de la estenosis foraminal

A menudo, los pacientes pueden controlar los síntomas de la estenosis foraminal con tratamientos no quirúrgicos prescritos por un médico de familia. Los tratamientos conservadores pueden incluir analgésicos y ejercicios de bajo impacto, entre otras opciones. Un médico solo recomendará la cirugía si los pacientes ya han probado métodos de tratamiento conservadores.

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